Como bien sabemos la base para un correcto desarrollo personal, armónico e intelectual es la educación. Una formación que nos guíe hacia la excelencia personal, y que se logra gracias al aprendizaje.
La adquisición de conocimientos y destrezas de forma continua a lo largo de la vida de la persona es muy importante para que esta pueda adaptarse a los cambios que a su alrededor se vayan ocasionando, dándose, de este modo, un desarrollo integral de la persona y una mayor calidad de vida.
La educación no formal a través de cursos, talleres, conferencias, etc, ofrece la oportunidad aprender cosas nuevas, a veces por necesidad (mejora laboral, adquisición de conocimientos profesionales…), otras por el placer de aprenderlas o por ocio. Además nos brinda una experiencia en convivencia, en donde podemos aprender entre todos y descubrir nuevos caminos.
Un papel muy importante de la Educación No Formal se encuadra en el ámbito de promocionar el aprendizaje en adultos en relación con la educación permanente y con la prevención de la dependencia.
El aprendizaje debe ser promovido facilitando experiencias vitales que puedan dar la oportunidad al individuo de practicar en un determinado campo en función de sus intereses y metas. Estas experiencias deberán de dar la oportunidad de desarrollar la apertura a la creatividad, innovación, de la novedad y actitud de preferencia por la comparación, evaluación y enjuiciamiento de la información. Y todo esto, de cara a la prevención de posibles situaciones de dependencia que puedan darse en el futuro.
Ser mayor no significa dejar de tener actividad, convertirse en un ser a proteger, sino todo lo contrario, ya que los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros.
Hay que prolongar el tiempo del mayor en lo que pueden ser actividades normales de la sociedad dejando, al mismo tiempo, que el mayor sea protagonista de su tiempo libre, que no tiene por qué ser solo tiempo de ocio, sino también de hacer lo que no han podido realizar en otros momentos de su vida.
Ser mayor no significa dejar de tener actividad, convertirse en un ser a proteger, sino todo lo contrario, ya que los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros.
Hay que prolongar el tiempo del mayor en lo que pueden ser actividades normales de la sociedad dejando, al mismo tiempo, que el mayor sea protagonista de su tiempo libre, que no tiene por qué ser solo tiempo de ocio, sino también de hacer lo que no han podido realizar en otros momentos de su vida.
El objetivo es optimizar las capacidades de las personas mediante la estimulación integral de las áreas cognitivas, sensorial y motora.
Os dejamos un documento muy interesante de un Programa de envejecimiento y Curso de la vida para la Prevención de la Dependencia.
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